Tres noches sin dormir debido a este intenso, agudo y profundo malestar que no deseo ni a mi peor enemigo, sin saber como ponerme, estremeciéndome en cualquier esquina, llorando desesperado de puro y enorme dolor, sin encontrar consuelo en ninguna de las posibles soluciones, tambaleándome en pijama entre la locura y la rabia, un pensamiento no cesaba de martillearme la cabeza:
“En cuanto llegue a Córdoba cambio de dentista”
2 comentarios:
Esos dolores boqueriles duelen que te cagas, espero que se te haya pasado ya.
Madre mía Andrés, vaya careto, te deseo pronta recuperación, siempre puedes hacer como House, un poquito de bicodina y como nuevo. Aunque no te sirva de alivio, piensa al menos en lo que nos haces reír con tus cortos. Eres un maestro.
Un fuerte abrazo y ánimo. Hay que ir concretando esas cervezas, aunque últimamente es fácil vernos por el Soul, es prácticamente nuestra segunda casa, o una de Correo a mediodía.
Publicar un comentario